Me encanta acompañar a las familias en los partos y siempre seré creyente del sistema público de salud, pero trabajar en los hospitales como matrona (en la mayoría de hospitales de España, no en todos), ha sido demasiado para mi.
Si, me forme como matrona en este país y sí, también normalice muchas de las prácticas violentas que se llevan acabo hoy en día. ¿Porqué? Pues porque a mi temprana edad de 22 años y sin saber nada a cerca de ser matrona, ya estaba asistiendo y acompañando. Tuve matronas que me formaron que fueron críticas y demandantes de un empoderamiento de la mujer, pero tuve muchas otras que tenían como practica rutinaria la episiotomia o dejar a la mujer parturienta sin comer y SIN BEBER!
Yo normalice muchas prácticas y muchos protocolos al principio. Me los aprendí bien para ser una buena matrona… Pero había muchas cosas que me hacían sentir mal, que veía que no era correcto y después, veía a las mujeres en el centro de salud en el posparto y veía las consecuencias.
Fui empezando a tener otro tipo de lecturas «menos profesionales» y viajé, conociendo más realidades de nuestra pasional profesión. Y sobre todo, fui cuestionando lo aprendido y qué significaba para mi acompañar. Sintiendo en mi cuerpo y en mi coherencia propia.
Y después regrese a trabajar en un hospital… Y todo se veía diferente. Cada día me sentía desgastada y enfadada al volver a casa. Impotente y desilusionada de ver cómo el enfoque hospitalario del parto está podrido desde la raíz.
Tiene como base el patriarcado y el paternalismo. Donde la última que sabe y decide, es la mujer.
Dónde se manipula en consulta para que tomen la decisión que el «profesional» considera correcta.
Dónde se violenta a las mujeres en nombre de la ciencia, sin estar actualizados y sin seguir la última evidencia científica.
Donde las familias están al servicio de los trabajadores y no al revés.
Y me gustaría decir que esto sucede sólo en el sector médico, pero por desgracia también se encuentra en el ámbito de las matronas.
Si creo que esta habiendo un cambio y se está visibilizando cada día más la violencia obstétrica y sus consecuencias. Pero aún nos queda mucho por hacer para que ninguna mujer tenga que sufrir este tipo de violencia, que tiene como consecuencia el estrés post traumático, la depresión posparto, la incapacidad para dar lactancia materna, la insensibilización de órganos sexuales, la incontinencia urinaria y fecal, la sensación de incapacidad para cuidar y criar a tu hij@, miedo y condicionamiento a la hora de tener otro hij@…entre otras muchas.
Observo esto en las mujeres que cada día más, acuden a consulta para poder sanar y trabajar un tema de abuso sexual y violencia. Y se me parte el corazón y me hierve la sangre.
Por esa misma razón os comparto este webinar gratuito, para que nos informemos y dejemos de normalizar la violencia y le pongamos remedio.